DESHIDRATACIÓN EN DEPORTISTAS

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Anne nutrición

Dietista y nutricionista

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Dietista y nutricionista

La práctica de ejercicio físico no queda exenta de efectos secundarios y de riesgos médico-nutricionales si no se cumplen ciertas recomendaciones. Sobre todo son muy comunes los casos de deshidratación severa e hiponatremias durante y después de una competición o incluso trastornos a nivel intestinal también son muy comunes.

DESHIDRATACIÓN

La homeostasis a nivel corporal resulta alterada por la pérdida de agua e iones, con una amplia variabilidad que dependerá de la intensidad del ejercicio, la duración y factores ambientales como la temperatura, la humedad, el viento y la radiación.

El sudor y su posterior evaporación (80% de energía a modo de calor) es el mecanismo que tiene el organismo para termorregular y enfriar la piel para evitar un calentamiento del núcleo interno. Cuando el deportista no se hidrata adecuadamente se puede dar una situación de deshidratación por una hipovolemia hiperosmótica, ya que el sudor es hiperosmótico en relación al plasma. En esta situación, la capacidad de producir sudor se ve limitada, llevando a un calentamiento interno con el riesgo de sufrir un golpe de calor.

La deshidratación (pérdida del 2% del peso corporal en líquido) afecta a nivel de sistemas orgánicos de regulación y control y también al rendimiento deportivo:

  • Disminuye la obtención de energía aeróbica por el músculo.
  • No hay un buen limpiado del ácido láctico producido durante el ejercicio.
  • Disminuye la fuerza muscular.

Las consecuencias aumentan a medida que aumenta el grado de deshidratación, pudiendo llegar a causar dolores intensos de cabeza, calambres, contracción sostenida de la musculatura, el coma o incluso la muerte.

Cuando la deshidratación empieza a ser del 2-3% se empiezan a ver los primeros efectos de la disminución del rendimiento. La Tª aumenta a razón de 0.3ºC/1l líquido perdido. Cuando el organismo alcanza 39ºC el rendimiento cae de manera clara. Ya que una deshidratación cercana al 5% termina afectando al estado anabólico/catabólico, aumentando el cortisol y entrando en un estado de estrés. Por último, una pérdida de 9-12% lleva a la muerte.

La percepción del esfuerzo modifica la coordinación de sistemas orgánicos, aumentado la sintomatología gastrointestinal que lleva a padecer problemas digestivos durante y después de las competiciones y/o entrenamientos.

El ejercicio en condiciones de calor incremente la utilización de glucógeno muscular y acelera potencialmente la aparición de fatiga.

Es de suma importancia evitar cualquiera de estos factores, puesto que no sólo suponen una bajada del rendimiento de manera puntual, sino que pueden suponer un potencial riesgo para la salud del deportista.

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